La cocina o gastronomía ecuatoriana es un patrimonio cultural, y sin duda, una potencia económica importante. En el trabajo realizado con emprendedores gastronómicos de la zona norte de Quito, pudimos comprobar de qué manera el emprendimiento y la tradición pueden confluir en la producción de modelos de negocio sostenibles y novedosos. Este emprendimiento ofrece catering y buffet para eventos donde la propuesta rescata sabores ancestrales, y se complementa con un enfoque saludable.
El emprendimiento desarrolla su actividad bajo el régimen RIMPE, como negocio popular, mostrando un universo empresarial en expansión dentro del ecosistema productivo ecuatoriano, para responder así a una demanda del mercado, que por el contrario cada vez valora más la singularidad de la gastronomía y la alimentación saludable.
La propuesta de valor se agrupa en tres ejes: autenticidad cultural, alimentación saludable y servicio personalizado, que a su vez conforma un modelo de negocio que responde a tendencias del presente, rescata técnicas y sabores ancestrales que, permitirán gozar de una experiencia gastronómica distinta.
El negocio se basa en una estructura operativa simple pero muy efectiva, adaptándose a las necesidades particulares de cada cliente. Esta flexibilidad se convierte en una ventaja competitiva que le permite atender a diferentes segmentos del mercado, desde eventos corporativos hasta celebraciones familiares. La capacidad de adaptación se refleja en la creación de menús personalizados que se ajustan a las preferencias del cliente, siempre manteniendo la esencia de la cocina tradicional ecuatoriana.
Los desafíos que enfrenta este tipo de emprendimientos incluyen la estacionalidad de la demanda, la competencia en el sector gastronómico y la necesidad de mantener estándares de calidad consistentes. La promoción también representa un reto importante, ya que estos negocios suelen depender en gran medida del marketing “boca a boca” y de las recomendaciones personales.
Las estrategias de innovación que ha implementado el emprendimiento gastronómico son realmente destacables. La adaptación de recetas ancestrales a formatos más modernos, la inclusión de productos orgánicos locales y la presentación atractiva de los platillos tradicionales muestran una visión empresarial que logra equilibrar tradición e innovación. Esta forma de trabajar permite preservar el patrimonio gastronómico mientras se satisfacen las expectativas de un consumidor contemporáneo.
El impacto social del emprendimiento va más allá de lo económico. Al utilizar ingredientes de productores locales, se crea una cadena de valor que beneficia a pequeños agricultores y proveedores de la región. Esta colaboración entre diferentes actores económicos fortalece el tejido productivo local y fomenta prácticas comerciales más sostenibles.
La experiencia de trabajar con este emprendimiento ha puesto de manifiesto la importancia del conocimiento empírico en la gastronomía tradicional. Las técnicas de preparación, la combinación de ingredientes y los secretos culinarios que se transmiten de generación en generación son un valioso capital intangible que distingue al negocio en el mercado. Este saber ancestral es un patrimonio que merece ser preservado y valorado.
Las proyecciones de crecimiento del emprendimiento tienen miras a diversificar los servicios, como ofrecer talleres de cocina tradicional y comercializar productos elaborados. Estas iniciativas reflejan una visión empresarial que busca maximizar el potencial del conocimiento gastronómico como un recurso comercializable.
Implementar herramientas tecnológicas básicas podría aumentar significativamente la eficiencia y el alcance del emprendimiento. El componente educativo se destaca como un elemento diferenciador en la propuesta. Durante los servicios ofrecidos, se comparte información sobre el origen y el significado cultural de los platillos, enriqueciendo la experiencia gastronómica con contenido histórico y antropológico que resalta las raíces culturales ecuatorianas.
La motivación detrás del emprendimiento va más allá de lo económico. Se trata de un proyecto de vida que busca preservar y difundir el patrimonio gastronómico nacional. Esta pasión se traduce en un compromiso con la calidad y autenticidad que los clientes pueden percibir claramente. El aprendizaje continuo es una característica clave en la dinámica operativa del emprendimiento.
Escrito por: Erika Tixilema, estudiante de Derecho, Universidad Indoamérica.
Proyecto UTI BUSINESS SEMILLERO EMPRESARIAL, Quito.